Gazpacho
Al igual que Castilla y León, Castilla-La Mancha abarca una amplia zona de España. Se la conoce como “Castilla la Nueva” y fue reconquistada a los musulmanes por los cristianos en el siglo XI. Situada en el centro y centro-sur de España, es una gran llanura rodeada por todas partes de montañas. El extremo occidental de Castilla-La Mancha limita con Extremadura, mientras que Castilla-León y Aragón lo hacen por el norte. Al este está Valencia y en el límite sur está Andalucía. El clima no es tan frío como el de Castilla la Vieja, y la tierra no es tan fértil. Sin embargo, esta tierra de “Don Quijote” puede sufrir vientos gélidos en invierno y un sol abrasador en verano.
Aunque los platos típicos de esta región son los guisos y sopas pesadas, como el cocido madrileno, el pisto manchego es uno de los platos regionales más conocidos, popular en toda España y con muchas variantes. De origen árabe, el pisto tradicional se elabora simplemente con pimientos rojos y verdes, tomates y calabaza, aunque es habitual añadirle cebolla, jamón o huevos. La sopa de ajo es otro plato manchego que ya es popular en toda España y que se elabora con ajo, caldo, aceite, pimentón y pan seco.
Para qué servían los molinos de viento de la mancha
El crudo invierno no es excusa para quedarse en casa y no salir de la zona de confort. Puede ser el momento adecuado para disfrutar de la gastronomía que le ofrece Castilla-La Mancha, platos tradicionales que fueron pensados para combatir los estragos del frío. Gachas, migas, duelos y perdidas, guisos de cordero, gazpachos manchegos, morteruelo, … las recetas tradicionales de la comunidad castellano-manchega, transmitidas de generación en generación, son las protagonistas de las cartas de muchos restaurantes de la región.
Tanto los platos tradicionales como los no tradicionales se elaboran con productos agroalimentarios castellano-manchegos con marca de calidad diferenciada, ya sea con indicación geográfica protegida o denominación de origen. La cocina moderna también utiliza estos ingredientes como materia prima para ofrecer lo mejor a los visitantes.
La oferta gastronómica de la región es muy variada. Probablemente los productos más conocidos de esta tierra sean el aceite y el queso. El aceite de oliva virgen extra de Castilla-La Mancha es intenso y aromático, lo que lo convierte en uno de los mejores del país. Se produce en los Montes de Toledo, en los campos de Calatrava y Montiel o en La Alcarria. El queso manchego, elaborado con leche de oveja 100% de la comunidad, se puede encontrar en las queserías de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo. Muchos lugares ofrecen visitas guiadas para conocer los secretos de una materia prima deliciosa.
Tradiciones de Castilla la Mancha
Los platos y especialidades de la región son, en general, sobrios y sensatos, y reflejan un origen modesto y rural. Contienen un número limitado de ingredientes que suelen ser los más accesibles para los lugareños. Los platos suelen ser muy calóricos, ideales para la dieta de los trabajadores, los agricultores y los pastores. La cocina de esta zona fue popularizada por Miguel de Cervantes en su novela de principios del siglo XVII Don Quijote, donde se mencionan varios platos tradicionales[1].
En La Mancha son tradicionales las gachas de almorta,[1] una pasta hecha con harina de guisantes (Lathirus sativus), y las tortas de gazpacho, un pan plano que es la base de los “gazpachos”, un plato elaborado que aparece en El Quijote con el nombre de “galianos”.
Una de las hortalizas locales es la planta de la vejiga de campión (Silene vulgaris), conocida coloquialmente como collejas. Estas plantas se recogen tradicionalmente en las montañas de La Mancha (así como en otras partes de Europa, África y Asia[2]) y se utilizan para una gran variedad de platos[3].
Manchego
Aunque los platos típicos de esta región son los guisos y sopas pesadas, el pisto manchego es uno de los platos regionales más conocidos, popular en toda España y con muchas variantes. De origen árabe, el pisto tradicional se elabora simplemente con pimientos rojos y verdes, tomates y calabaza, aunque es habitual añadirle cebolla, jamón o huevos.
Gazpachos – Se trata de un guiso de invierno que no se suele servir en los restaurantes, quizá porque su preparación requiere mucho tiempo. Se compone de dos partes: el guiso y una gran pieza plana de pan sin levadura. Primero se prepara una gran torta redonda “fina como una moneda”. A continuación, se prepara en la gazpachera pimiento, tomate, conejo, paloma, pollo y lo que haya.