Dos equis
La historia de Cervezas Victoria comienza el 8 de septiembre de 1928, festividad de Santa María de la Victoria, Patrona de Málaga, de donde toma su nombre la cerveza. La familia Franquelo abrió la primera fábrica de cerveza en el barrio de El Perchel de la ciudad, con el objetivo de crear una exquisita cerveza malagueña.
Cervezas Victoria se fundó con la misión de buscar la excelencia. Excelencia que se encontraba donde se elaboraba la mejor cerveza: Los maestros cerveceros alemanes y su maquinaria se unieron al enfoque local malagueño.
No fue hasta 1937, en un clima de escasez y aislamiento internacional, cuando se retomó la fabricación de cerveza. Cervezas Victoria era ahora la única cervecería de Málaga y una de las más importantes del sur de España.
Durante este nuevo comienzo nació el famoso anuncio de Cervezas Victoria, en el que aparecía un típico turista alemán de la época, con su sombrero de botero, secándose el sudor de la frente, con un refrescante vaso de cerveza y el eslogan “Malagueña y exquisita”.
Pacífico
Mucho antes de la conquista española, las bebidas fermentadas a base de maíz, agave y granos de cacao eran comunes; algunos descendientes de estas bebidas se siguen elaborando hoy en día. Pero el primer antecedente reconocible de la cerveza moderna en América se elaboró en México en la década de 1540, mucho antes de que se produjera algo similar en lo que hoy es Estados Unidos o Canadá. La cervecería de Alfonso de Herrero no duró mucho tiempo, pero sigue siendo notable por poder reclamar el título de “primera cervecería de América”.
La historia cervecera de México es una historia de paradas y comienzos y, a diferencia de su vecino del norte, no hubo una tradición continua de elaboración de cerveza al estilo europeo durante gran parte del periodo colonial, pero se inició en serio en el siglo XIX, después de que concluyera el pequeño asunto de la Guerra de Independencia de México en 1822.
Inmigrantes de habla alemana procedentes de lo que hoy es Suiza, Alemania y Austria empezaron a establecerse en lo que acabaría siendo Texas y México, pero no hubo una línea directa entre esos colonos y Corona; las primeras cervezas que se produjeron ampliamente en México estaban más cerca de las lagers vienesas que de la cerveza ligera y efervescente que muchos asocian hoy con el país y, de hecho, durante muchos años, era más fácil encontrar este estilo en México que en su tierra natal.
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La primera concesión oficial para elaborar cervezas de estilo europeo fue otorgada por las autoridades españolas a mediados del siglo XVI; sin embargo, a pesar de los intentos de los cerveceros por expandir el negocio cultivando más cosechas locales para aumentar el suministro de cebada a un precio menor, la fuerte regulación y los altos impuestos impuestos por España sobre las cervezas y vinos producidos localmente obstaculizaron el crecimiento de la industria.
Tras la guerra de independencia, la producción de cerveza comenzó a florecer en México y, a finales del siglo XIX, la afluencia de inmigrantes alemanes aportó conocimientos y experiencia adicionales al sector, lo que hizo que el mercado local se diversificara y mejorara sus productos.
A principios del siglo XX, la cerveza se había convertido en un gran negocio en México, ayudado también por la prohibición en los Estados Unidos en ese momento, que dio lugar a un comercio rápido y rentable de cerveza y otras bebidas alcohólicas a lo largo de los pueblos y ciudades fronterizas de México.
Al final de la Revolución Mexicana, había más de treinta y cinco cervecerías operando en México, y un período de consolidación que comenzó en la década de 1920 dio lugar al mercado de la cerveza que vemos hoy en día: las cervecerías independientes fueron absorbidas por una de las “dos grandes” cervecerías, Grupo Modelo y Cervecería Cuautehmoc-Moctezuma, que surgieron como los actores dominantes del mercado cervecero mexicano.
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Elaborada por primera vez por inmigrantes austriacos en 1865 en Toluca, Victoria de Constellation Brands sigue siendo una de las cervezas más reconocidas de México. Con un logotipo en el que aparece el mítico rey Gambrinus, del que se dice que es capaz de beberse 144 pintas en una sola sesión, Victoria tiene una historia en la que se ha adoptado su lado jovial y se ha celebrado la tradición.