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Aguardiente de Orujo Blanco Prestigio es un licor de orujo cuya tradición en la destilación artesanal permite extraer selectivamente los componentes aromáticos en los orujos, dotando al producto de una intensidad y un aroma inconfundible a los paladares más selectos. Por lo tanto, el Aguardiente de Orujo es perfecto para tomar muy frío durante la sobremesa.Nota de cata del Aguardiente de Orujo blanco prestigioEl Aguardiente de Orujo blanco prestigio es muy limpio, cristalino y brillante, con un intenso aroma de la uva con notas herbáceas y frutales en armonía, en la boca tras una atractiva sensación de calidez deja un torrente de sensaciones y aromas deliciosos.
Alcohol ilegal
El raki es un aperitivo no dulce, normalmente anisado, que se produce destilando dos veces sólo suma o suma mezclada con alcohol en alambiques de cobre tradicionales con anís. Es similar a varios tipos de bebidas alcohólicas disponibles en el Mediterráneo, Oriente Medio y Colombia, como el pastis, el ouzo, la sambuca, el arak, el anís castellano y el aguardiente. En los Balcanes, sin embargo, el raki se refiere a una bebida no anisada elaborada con orujo destilado, similar a la grappa italiana, el tsipouro griego, la tsikoudia cretense, la zivania chipriota y el orujo español.
La tsikoudia o raki es una bebida espirituosa a base de uva de la isla de Creta (Grecia), elaborada a partir de la destilación del orujo. Es un aguardiente de orujo comparable a la grappa italiana, el aguardiente español y portugués o el orujo francés. Aunque tiene un sabor fuerte, su contenido de alcohol suele rondar el 34%. Suele ser producido por particulares en pueblos de toda Creta, por lo que el contenido de alcohol puede oscilar entre el 30% y el 40%.
Aguardiente de montaña
Orulisa es una destilería situada en el valle de Liébana, en Cantabria, en el verde y frondoso norte de España. Se fundó en 1986, convirtiéndose en la primera orujera registrada en el valle y lanzando el primer orujo artesanal de España. Bautizado como el Orujo de los Picos, se ha convertido en uno de sus superventas.
1986 fue el año en que España se incorporó a la entonces llamada Comunidad Económica Europea, y tuvo que adaptar sus antiguas prácticas agrícolas a las políticas comunitarias. En el valle de Liébana, eso significó renunciar a su modelo tradicional de destilería. Cada pueblo tenía un alambique de cobre llamado alquitara que las mujeres locales pasaban de una casa a otra para producir entre 15 y 30 litros de aguardiente. Este orujo se utilizaba para fortificar el vino para sobornar al médico en la cercana ciudad de Santander o para llevarlo a los trabajos manuales. “En una zona montañosa como la nuestra, el aporte calórico suficiente es muy importante, y el alcohol tiene más calorías que el azúcar”, dice Isabel García Gómez, actual responsable de la destilería y tercera generación de este negocio familiar. Este modelo se extinguió debido a la normativa y el estricto control de la UE y, en particular, a la exigencia de que las destilerías tuvieran una ubicación fija. Pero la madre de Isabel, Carmen Gómez, quiso conservar los métodos antiguos.
Aguardiente de orujo
Según la clasificación de las bebidas alcohólicas, el orujo se refiere al brandy, pero tiene una serie de rasgos característicos, uno de los cuales es la ausencia de una norma única de graduación (varía de 30 a 60 grados). El orujo se elabora a partir de la torta que queda después de la producción de vino: semillas molidas, crestas, ramitas, piel – lo principal es que en este puré quede al menos un poco de pulpa, entonces la bebida resultará fragante y sabrosa.
La propia palabra “orujo” se traduce del español como “orujo” y viene del latín involucrum – “cáscara”. En los diccionarios, este término recibe dos definiciones: el propio orujo y la bebida que se obtiene de él. La grappa italiana y la chacha georgiana son análogos casi completos del orujo español, pero los gallegos aportaron un encanto especial a su versión del aguardiente de uva.
El vodka de uva es conocido por la humanidad desde hace mucho tiempo, pero es el Orujo, inventado por un monje jesuita en 1663, al menos según los registros del propio Hermano Atanasio. Hoy en día esta bebida se elabora en toda España, pero se considera que el nombre controlado por el origen es el aguardiente gallego. Las letras DO lucen en las botellas, una marca de calidad y un signo de geolocalización.