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Rabas a la cerveza

Recetas de pintxos

Comida frita.    Antes de mudarme a España esto era algo que comía ocasionalmente en un bar o para curar la resaca.    En España, sin embargo, la comida frita se disfraza de una manera que casi la hace parecer saludable.    Y, según muchos españoles, si se preparan correctamente son muy saludables.    Puedes intentar evitarlo, intentar minimizarlo, pero siempre está ahí y siempre es delicioso.    Incluso después de 17 años todavía no he tomado la tradición de freír en mi propia casa.    Prefiero dejar el trabajo sucio a otro y disfrutar de mi “fritanga” sentado en una playa o en una agradable terraza.    El olor del pescado frito de mi vecino que entra por las ventanas abiertas tres veces a la semana es todo lo cerca que necesito estar.

Pan y chimichurri

Rabas es una palabra utilizada en algunas partes de España para describir lo que se conoce en el resto del mundo hispanohablante como “calamares fritos”.    En EE.UU., el término “calamares” se ha adoptado del italiano para describir estos anillos y tentáculos de calamar ricos en colesterol, fácilmente pescables, empanables y friables.

En los bares en los que la freidora está en ebullición las 24 horas del día, y se sirven literalmente millones de estas cosas del tamaño de un bocado a diario, se sabe que se produce un misterioso proceso bioquímico que atomiza las rabas y las adhiere químicamente a gotas microscópicas de aceite vegetal español de bajo coste.    El resultado es una nube de vapor de calamar que, cuando se inhala en un espacio sin ventilación durante periodos de tiempo prolongados, se sabe que crea una experiencia psicotrópica.

Mahou es una cerveza industrial española de bajo coste, elaborada por la enorme fábrica de cerveza San Miguel, y comparada injusta e inexactamente en la wikipedia con la Coors Light.    Se suele beber como una toxina de equilibrio a los vapores de Rabas.

Receta Rabas

Dos tópicos sobre Santander. Uno es 100% cierto. El otro va dejando de serlo. El primero (verdadero): hay que visitar Santander, ya que es una de las ciudades más bonitas de España. La segunda (prescindible): hay que comer rabas (anillos de calamar fritos). Pues no, no hace falta porque la oferta culinaria de la capital cántabra ha crecido en calidad y diversidad, algo que fuimos a probar en nuestro paladar.

La cocina moderna e informal suele ser una estratagema. Con el pretexto de ser modernos e informales, ¡zas!, te toman el pelo. No es el caso de Umma. Al contrario. Los platos son reconocibles, el producto es bueno y, sobre todo, el sentido del gusto está por encima de la media. Muy por encima de la media. Miguel Ángel Rodríguez ha convertido un antiguo restaurante familiar en una de las visitas obligadas de Santander. Su facilidad para jugar con nuevos ingredientes en un mismo plato, equilibrarlos y sacar lo mejor de cada receta es prodigiosa. Se lo toma con calma, y es lógico, ya que lo ha hecho todo en Noma (Copenhague), Mugaritz (Rentería) y Cenador de Amós (Villaverde de Pontones, Cantabria), todos distinguidos por la Guía Michelin y la revista Restaurant.

Rabas mixtas precio

El bocadillo de calamares o bocadillo de calamares en español, es una especialidad culinaria muy común en España que consiste en calamares rebozados en harina y fritos en aceite que suele ser de oliva, o la versión más sofisticada que es todo lo anterior más una salsa de tomate picante y mayonesa con ajo similar a la de las patatas bravas.[1] Se suele servir caliente y recién hecho. Este tipo de bocadillo (concretamente la versión original sin salsa) es muy popular en Madrid y se puede encontrar en la mayoría de los bares de la capital española, especialmente en la Plaza Mayor así como en la calle de Botoneras en la esquina sureste de la Plaza Mayor. [2] [3] En Zaragoza, la versión sofisticada del bocadillo de calamares es la tradicional, con la salsa picante (tomate, mayonesa y ajo), y se llama bocadillo de calamares bravos, que se sirve en los bares de la calle Cinco de Marzo.

Los calamares suelen cortarse en aros de un centímetro de grosor, rebozados en harina y polvo de hornear. Tras esta preparación inicial, se fríen en aceite caliente hasta que se doran[4]. En Zaragoza se añade salsa picante a base de tomate, mayonesa y ajo. El pan suele estar cortado por un lado[3]. Tradicionalmente se servía con un pan lleno de pan rallado frito[5] Últimamente, las baguettes del establecimiento suelen estar elaboradas con masa previamente congelada, que suele estar cortada por un lado, lo que le da un toque característico a cada lugar.

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